Nueva Acrópolis es una organización internacional filosófica que se sustenta en tres principios fundacionales:
1- Fraternidad
Promover un Ideal de fraternidad internacional, basado en el respeto a la dignidad humana, más allá de diferencias raciales, de sexo, culturales, religiosas, sociales, etc.
Es necesario promover el respeto por las diversas identidades y tradiciones, y a la vez fortalecer la unión más allá de las diferencias, armonizar personas, ideas y sentimientos en una convivencia enriquecedora y abierta. Este ideal de fraternidad halla su fuerza en lo que nos une más que en lo que nos separa. Se afirma en el reconocimiento de valores universales que, respetando la diversidad, trascienden los propios usos y costumbres locales y confluyen en unos principios éticos comunes, inherentes a la dignidad de todo ser humano. Este ideal promueve el respeto y fomento de los derechos humanos, así como el reconocimiento de unos principios de ética universal.
2- Conocimiento
Fomentar el amor a la sabiduría a través del estudio comparado de filosofías, religiones, ciencias y artes, para promover el conocimiento del ser humano, de las leyes de la Naturaleza y del Universo.
El amor a la verdad y el conocimiento parte de la legítima aspiración por desarrollar el propio discernimiento y comprensión del mundo y de uno mismo. Entendemos la filosofía como eje relacionador de las diferentes facetas y vertientes del conocimiento humano.
La filosofía puede unir las fuentes del pasado y el presente en esa visión global, amplia e integradora, transformándola en un verdadero motor del progreso que busque no solo indagar en los caminos de la vida, sino profundizar en sus finalidades, y que trate de aunar todos los aspectos del saber y de la experiencia.
3- Desarrollo
Desarrollar lo mejor del potencial humano, promoviendo la realización del ser humano como individuo y su integración en la sociedad y en la naturaleza, como elemento activo y consciente para mejorar el mundo.
Nuestro trabajo redunda en mejores individuos que den sostenibilidad al desarrollo social. El ser humano guarda aún un enorme potencial latente. Conocerlo y desarrollarlo supone uno de los pilares fundamentales de la propia vida y una fuente de satisfacción perdurable. El logro de la armonía entre pensamiento, sentimiento y acción es una meta para todo ser humano. Un desarrollo equilibrado y global de uno mismo, la realización de las mejores cualidades y valores de nuestra naturaleza humana, son probablemente la única garantía hacia un mundo mejor.